«The recorder is the cheapest, the most accessible musical instrument, and, in basic terms, the easiest to learn. It is in consequence the most widely used. Yet, at the level of professional performance today, it is successfully played only by a handful of people.»
—Kees Boeke: «Recorder now», Early Music, Vol. 10, no. 1
Todo el mundo conoce la flauta de pico, todo el mundo la ha probado alguna vez. Parece fácil, ¿no? No hay embocadura, ni cuerdas, ni arco, no hay que desplazar los dedos, no es polifónico como el teclado o los instrumentos de cuerda pulsada, etc. Todo el mundo la conoce como un instrumento de niños, que solamente sirve para la iniciación musical. Normal: podemos hacerla sonar instantáneamente y las primeras notas se aprenden rápido, además es barata: ¡es solo una flautilla de plástico! Y… suena fatal. Siempre desafinada, y el sonido — tan ridículo. Pronto el niño se pasará a un instrumento de verdad.
Sin embargo, a alguna gente que no conoce nada de música antigua le ha pasado: ir a un concierto, escuchar un flautista profesional y quedarse sorprendido. Estaba afinado y tenía un sonido bello — un verdadero instrumento musical.
En realidad es un hecho muy obvio: igualmente el sonido y la afinación de un violín tocado por un niño principiante puede ser horrible, y solo después de muchos años el instrumentista alcanza las habilidades técnicas que hacen falta para tocar «bien».
Las dificultades de la flauta están escondidas y son casi solamente conocidas por los profesionales y estudiantes en vías de serlo
Lo que ocurre es que parece que en la flauta no hay nada más que soplar y mover un poco los deditos. La culpa de la desafinación normalmente se le echa al instrumento, no al que está tocándolo (¡gran error!). Las dificultades de la flauta están escondidas y son casi solamente conocidas por los profesionales y estudiantes en vías de serlo.
Los armónicos en la flauta son muy poco audibles. Esto provoca un rango de desafinación admisible muy pequeño porque ésta está menos escondida que, por ejemplo, en un instrumento de cuerda frotada, en el que sí se oyen con claridad los armónicos. Cada nota de la flauta necesita una cantidad de aire perfectamente ajustada para estar afinada, y en cada flauta las cantidades necesarias específicas para notas concretas son diferentes. Por ello es complicado conseguir dinámicas: en cuanto se sople mínimamente más o menos hay que corregir la altura del sonido con los dedos.
«The challenge (…) is to acquire the means to manipulate this simple sound by ‘shading’ the basic tone with great subtlety. This without doubt is the key to the instrument’s ultimate difficulty.»
—Kees Boeke (Recorder now)
Un buen flautista no solo debe tapar y destapar agujeros sino tener la habilidad para conseguir la manipulación de los agujeros a muy pequeña escala
Al no tener llaves — y a diferencia de casi todos los demás instrumentos de viento — es posible tapar solo partes de los agujeros o hacer sombras en ellos, lo que permite manipular con precisión la altura del sonido. Un buen flautista no solo debe tapar y destapar agujeros sino tener la habilidad para conseguir la manipulación de los agujeros a muy pequeña escala. También es posible conseguir diferentes colores en la flauta: abrir o cerrar la garganta, cerrar o abrir la boca y la posición de los dientes provocan sonidos con mucho o poco aire, más timbrado, menos timbrado, redondo o nasal…
Y al no tener caña, como el oboe o el clarinete, ni boquilla, como la trompeta, el sonido se consigue solamente con el aire, por lo que es fácil producirlo pero muy difícil manipularlo y obtener colores. Además, el aire se consume muy rápido ya que no hay nada en medio que se ponga en vibración. El aire tiene que estar muy bien controlado por el diafragma del flautista: el sonido tiembla al mínimo cambio de presión y los más pequeños desajustes provocan grandes diferencias en las alturas de los sonidos.
Me atrevo a llamar a la flauta de pico la reina de la articulación
Me atrevo a llamar a la flauta de pico la reina de la articulación: la más sutil diferencia en el ataque es audible y la lengua debe estar muy entrenada para sacarle partido a esa ventaja del instrumento, ya que tiene pocas otras. Obviamente, articulación y dedos tienen que estar controlados y coordinados. Y en cuanto nos vamos a las flautas graves renacentistas, que solo tienen una llave (la del último agujero), la distancia entre los agujeros es muy grande, y esto complica la posición de la mano (en mi caso, ni siquiera me es posible — por el momento — llegar a tapar los agujeros de algunos de los modelos más grandes, como la sub bajo en fa). Además, consumen una cantidad de aire enorme.
«The trap into which so many players fall is to allow themselves to be deceived by the instrument’s apparent simplicity.»
—Kees Boeke (Recorder now)
Cuando al flautista de pico le faltan muchas de esas habilidades, el instrumento le sonará infantil.
«Se dice que la flauta de pico tiene muchas limitaciones, y afortunadamente es cierto. Lo que no se dice, ya que no lo sabe tanta gente —yo lo descubrí cuando llevaba aproximadamente unos 20 años estudiándola—, es que tales limitaciones, que el no flautista solo ve como una desventaja, obligan a desarrollar de forma extraordinaria la musicalidad del flautista de pico a través de recursos expresivos como la articulación, la agógica, los silencios, el fraseo, el tempo o el color del sonido, para conseguir lo que otros intérpretes de instrumentos ‘menos limitados’ obtienen, menos conscientemente, de forma física o mecánica».
—Vicente Parrilla
Alguno lo consigue: expresar más con menos. Un ejemplo de Pedro Memelsdorff:
En cuanto a la construcción de la flauta de pico y el mito de la flauta como instrumento simple:
«Comprobar cómo un prestigioso constructor de claves, de órganos o de violines te saluda con gran consideración y casi admiración al decir que construyes flautas de pico resulta, cuando menos, sorprendente para todos aquellos que hemos pasado por la faceta de intérprete o profesor de flauta de pico. Y escuchar comentarios sobre lo realmente difícil que es construir una flauta de pico comparado con cualquier otro instrumento y ver el respeto que ello transmite te deja descolocado, pues uno está habituado a escuchar lo contrario».
—Fernando Paz
«Govern these ventages with your fingers and thumb, give it breath with your mouth, and it will discourse most eloquent music.»
—William Shakespeare, «Hamlet», Acto 3, Escena 2
La elocuencia nunca depende del medio sino de quien habla
Al final, cualquier instrumento musical no es más (ni menos) que la herramienta del instrumentista para expresar lo que éste quiera decir, sin palabras, y la elocuencia nunca depende del medio sino de quien habla.
“You can play a shoestring if you’re sincere.”
—John Coltrane
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