Hace unos veinte años que esta revolucionaria flauta hizo su aparición en el mercado. Ha dado mucho que hablar, e incluso se piensa que marca el comienzo de una evolución en el mundo de la flauta de pico, pero ¿qué es lo que la hace tan especial? Este artículo busca hacer un análisis de esta flauta, de las novedades que aporta a nuestro mundo y del partido que se le puede sacar.
El nombre tan particular que Maarten Helder, su constructor, le ha otorgado a esta flauta obedece a uno de los principales propósitos que motivaron su elaboración: la búsqueda de armónicos puros en las notas más graves, algo que Helder considera esencial en la construcción de cualquier instrumento de viento y que ha conseguido gracias a una concepción innovadora del taladro. Los armónicos obtenidos con la flauta (tenor) armónica al sobresoplar su fundamental (do3) son: do4, sol4, do5,mi5, sol5; mientras que en una flauta barroca son —dependiendo de la flauta—: do#4 bajo, entre sol#4 y la4, re5bajo y entre fa5 y fa#5.
En cuanto a cuestiones sonoras, podemos apreciar un registro mucho más igualado, por lo que deja de haber tantos problemas con los cambios de registro en trinos, glisandos, trémolos… Pueden observarse importantes mejoras en la afinación (está afinada en La= 442 Hz). Tiene unos graves potentes y unos agudos flexibles (estos últimos se pueden tocar con mucha más facilidad gracias a cambios en la digitación de la tercera octava, para la que se emplean digitaciones que aprovechan los armónicos de las notas graves). Además, gracias a la llave de piano—de la que hablaremos más adelante— resulta más sencillo hacer dinámicas y se pueden realizar ataques mucho más suaves y delicados.
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