Un acercamiento acústico
El proceso sonoro en la flauta es, en muchas ocasiones, algo a lo que aquellos que nos dedicamos a la interpretación no prestamos la suficiente atención. Quizá por lo complejo y científico del tema, por lo poco visual o inasible, por el gran esfuerzo que hay que hacer para imaginar qué es lo que pasa dentro del instrumento cuando tocamos… pasamos de puntillas, aunque, sin duda, “sufrimos” las consecuencias de lo delicado y sensible que es el mecanismo cuando intentamos lograr un resultado final “óptimo” del sonido. Este artículo pretende acercarse a los entresijos de la flauta de manera sencilla y comprensible para familiarizarnos un poco más con este tema, tantas veces desconocido.
Para ponernos en situación, partimos de que la flauta de pico pertenece a la categoría de los aerófonos, concretamente a los denominados tubos sonoros, es decir, aquellos instrumentos en los que el sonido se produce gracias a la vibración de la columna de aire que contienen. Es importante señalar que esa columna es en sí el propio cuerpo sonoro, no el tubo que la contiene y da forma. Distinguimos dos grandes grupos dentro de los tubos sonoros: abiertos (los que disponen de dos o más orificios), como la flauta, y cerrados (con un solo orificio), como los tubos de órgano, la flauta de pan, etc.
Además, según la forma de excitación de la columna de aire (es decir, cómo la ponemos en vibración), la flauta de pico se encuentra entre los denominados instrumentos “de embocadura» o “de bisel”, que son, en general, los distintos tipos de flautas, en las que el sonido se genera gracias al aire que pasa por el canal (de aquí que esa embocadura sea “indirecta”) y choca contra dicho labio o bisel. Afinando la clasificación, la ubicamos dentro de las “flautas con bloque” (duct flutes en inglés); éste hará que la embocadura sea fija.
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